Massa, El Gris

Por J. González Costilla

El actual ministro de economía, Sergio Massa, cuenta hasta ahora como logro de su incipiente gestión haber consensuado con los productores cerealeros la liquidación de divisas para poder fortalecer las reservas del banco central.

A través de un tipo diferencial de cambio llamado «dólar soja», que se liquida a 200 pesos, este supuesto logro significó, por un lado, el ingreso de cerca de 8000 millones de dólares a las arcas del Estado, descomprimiendo parcialmente la aguda restricción externa que atraviesa el país; pero por otro, significó el costo del aumento exponencial de la inflación sobre los productos derivados de la soja.

Así, por ejemplo, el aceite mezcla y los alimentos balanceados que impactan sobre el precio de los huevos y las carnes, desde este punto de vista, la medida favoreció mas a los sectores de alta rentabilidad y castigó a los sectores de ingresos fijos que sufren más profundamente el flagelo de la inflación.

La bocanada de aire que recibió el gobierno con esta medida se pagó con la agudización del empobrecimiento de los trabajadores formales e informales, sobre todo de estos últimos si tenemos en cuenta que se incumplió con la promesa de utilizar parte de esos recursos en la implementación de un nuevo I.F.E, que en la práctica fue totalmente excluyente del gran universo de posibles beneficiarios, es decir, que fueron muy pocos los que reunían los requisitos para el acceso al beneficio.

Aun así los que lograron pasar los filtros establecidos, con este paliativo a razón de la brutal dinámica de la inflación, sólo recibieron un atenuante que modificó la profundidad en que se están ahogando; en vez de ahogarse a dos metros, ahora se ahogan a uno, que en definitiva es lo mismo.

No obstante a esta situación, políticamente Sergio Massa salió fortalecido logrando el consenso, hasta ahora, de un gran sector del oficialismo, y sobre todo del «Cristinismo» (Wado de Pedro y La Roque fueron algunos que salieron a respaldar al ministro), cosa con la que Martín Guzmán no contaba.

Esta particularidad coloca a Massa en una posición de excepción, ya que por un lado está siendo bancado por la columna vertebral de la coalición oficialista en términos electorales, el peronismo; y por otro, está logrando un gran consenso sobre sectores empresariales que siempre miran de reojo a los dirigentes justicialista, como es el caso de Antonio Aracre,ex CEO de Singenta y ahora flamante jefe de asesores económicos del Gobierno.

La tibieza de Sergio Massa en una sociedad dividida por una grieta que separa a lo blanco de lo negro, lo coloca como un dirigente que se siente cómodo con una tonalidad gris.

El problema con esta postura no es que se pueda interpretar como una búsqueda de consenso social que logre amalgamar los intereses del conjunto de la sociedad, si no que en economía, y particularmente en Argentina, como ocurrió con la medida del «dólar soja», no se puede hacer la tortilla sin romper huevos, que en este caso fueron los de los trabajadores.

Así, a veces el gris se va oscureciendo o se va aclarando según la dirección que tomen las políticas, es decir, Massa va mostrando algunos matices debajo de su capa grisácea que pueden definir para que lado de la grieta va a jugar.

Más allá de esto, Massa cada vez va ganando poder, como en el caso del acuerdo de precios implementado recientemente, donde se deja entrever parte del armado que el ministro de Economía va orquestando para su posible candidatura.

Recordemos que en el programa Precios Justos, además del acuerdo gobierno-empresarios, también aparece el gremio de camioneros como actor encargado de la logística y del control del cumplimiento del mismo. Más allá de lo controvertido de esta decisión es interesante ver cómo el Ministro va articulando diferentes actores de poder.

Por un lado Sergio Massa ya cuenta con el consenso del peronismo y también con el de un importante sector del empresariado; por otro lado también cuenta con el apoyo sindical que le brinda el gremio de camioneros. En este caso es bueno recordar que Facundo Moyano es su socio político desde hace un tiempo.

Si tenemos en cuenta el retiro político de Cristina a la carrera presidencial, Sergio Massa se va perfilando como un serio candidato a la presidencia. Hasta ahora su cintura política le permite mantener esa tonalidad indefinida, por lo que no está quedando claro todavía con que color llegara Massa a las elecciones. Por lo pronto, sigue siendo Massa, El Gris.

El Breve Reporte

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