“Los debates tienen la finalidad de dar a conocer y debatir ante el electorado las plataformas electorales de los partidos, frentes o agrupaciones políticas”, establece la Cámara Nacional Electoral. En la contienda ocurrida el pasado 12 de noviembre la sociedad argentina fue testigo, más que de un debate, de un show mediático de tinte “chimentero”.
Desacreditaciones cruzadas y vacío de solidez argumental fue lo que caracterizó el debate entre los candidatos presidenciales, mas propio de un programa de la farándula que de una instancia electoral tan importante que tiene en vilo al pueblo argentino. El rating total fue de 46.6 puntos (si se toman todos los canales que transmitieron el debate), lo que reflejó que el “show” tuvo un alcance pocas veces visto.
Algunos analistas de medios periodísticos centraron su análisis haciendo foco en el desempeño de los contrincantes tomando cuatro ejes: solidez argumental, capacidad de reacción para intervenir, estrategia de posicionamiento y manejo de la imagen corporal. Muchos coincidieron al hacer un balance sobre estos ejes que el candidato Sergio Massa (Unión por la Patria) tuvo un mejor desempeño. Es sabido que el referente oficialista cuenta con una vasta trayectoria política y de gestión en la función pública, además de contar con un importante aparato de recursos técnicos y económicos puestos a su disposición, que lo posicionaron de antemano con una ventaja competitiva frente al líder de La Libertad Avanza, Javier Milei.
“El Debate Presidencial es un derecho de la ciudadanía que permite conocer en un mismo momento y en un mismo lugar las propuestas de aquellos que aspiran a ocupar la presidencia de la Nación”,especifica el sitio web de la Cámara Nacional Electoral.
Seamos sinceros, en el debate Massa – Milei, solidez argumental prácticamente no hubo, todo el debate giró en torno a desprestigiar al otro. En este contexto los restantes ejes de análisis quedaron en segundo plano. Fue un debate vacío de contenido; y esto es preocupante porque se trata de los candidatos que, gane quien gane, va a presidir el país, y sus actitudes frente al expectante televidente no hacen más que fortalecer la nueva grieta de hoy en torno a Massa y Milei.
La sociedad
El desempeño de los candidatos en el debate dejó a la vista otra cuestión nada nueva pero preocupante también: mostró cuál es perfil de la sociedad argentina, qué consume y cómo lo consume. Lejos de dar una oportunidad a la mirada crítica y abrirse al debate respetuoso, las repercusiones posteriores de la ciudadanía siguieron alimentando el agrietamiento con agresiones y desacreditaciones hacia el otro. Las redes sociales fueron reflejo del alto nivel de “sesgo de confirmación” que padece el electorado argentino, que sólo cree y consume la información que confirma sus prejuicios y descarta los argumentos y evidencias que se contraponen a sus ideas.
Los medios de comunicaciones
También es preocupante el rol que mostraron a lo largo de la contienda electoral a la hora ofrecer contenidos los medios de comunicaciónes, sobre todo los hegemónicos que cuentan con mayor audiencia.
Durante la campaña electoral hemos sido testigos de cómo muchos medios periodísticos subieron contenidos con información sesgada y descontextualizada, que en nada contribuyó a dotar al electorado de información seria, sino que alimentaron la confrontación y la conformación de una grieta cada vez más profunda. Los códigos de ética periodística quedaron olvidados en algún cajón de los directorios. En fin, continuaron con el encuadre del enfrentamiento marcando las diferencias entre unos y otros, recurriendo a la desacreditación y a la desinformación para influir en la formación de la opinión pública.
El rol de las redes
Las fake news y el storytelling fueron los protagonistas principales en esta contienda electoral. Las redes sociales se vieron inundadas de contenidos buscando seducir y manipular a un electorado que se encuentra en un estado de incertidumbre ante la falta de respuestas a las demandas sociales por parte de los gobiernos de turno. En este contexto de unos y otros, el próximo domingo los argentinos debemos ir a las urnas a dar nuestro veredicto.
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Muy clara y real la nota de Facundo Vergara. Eso es lo que pasó y lo que demostró qué tan bajo ha caído la sociedad argentina. Esperemos que los jóvenes del mañana puedan levantar la puntería.