Los cables submarinos transportan alrededor del 95 % del tráfico mundial de datos y son estratégicos para la energía y las telecomunicaciones, pero están siendo blanco de sabotajes con creciente frecuencia.
Existen unos 500 cables submarinos, sumando 1,4 millones de kilómetros en todo el mundo, principalmente en el Atlántico y el Pacífico.
Históricamente, las telecomunicaciones dominaban el sector, pero hoy gigantes tecnológicos como Google, Meta, Microsoft y Amazon invierten en estas infraestructuras. Los cables modernos están altamente protegidos y pueden durar hasta 25 años. Sin embargo, pueden dañarse por redes de arrastre, anclas o incluso sabotajes intencionados.
La reparación es compleja y costosa, ya que requiere localizar el daño y, en algunos casos, elevar el cable a la superficie. Actualmente, hay pocos barcos especializados para estas tareas, lo que puede retrasar la restauración del servicio por semanas o meses.
Para mejorar la seguridad, se están explorando soluciones como drones submarinos, sensores acústicos y estrategias de protección coordinadas entre países. Además, se requieren nuevos marcos legales para garantizar su seguridad ante posibles amenazas.