En un esfuerzo por poner fin al conflicto en Ucrania y restablecer las relaciones diplomáticas, Estados Unidos y Rusia iniciaron conversaciones de alto nivel en Riad, Arabia Saudita.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, encabezaron las delegaciones en esta reunión histórica. Tras cuatro horas y media de negociaciones, ambas partes acordaron “sentar las bases para una futura cooperación en asuntos geopolíticos de interés común” y trabajar en un plan para resolver el conflicto ucraniano “lo antes posible”. Además, se comprometieron a restablecer sus misiones diplomáticas y crear un mecanismo de consulta para abordar problemas futuros.
Sin embargo, la exclusión de Ucrania y de países europeos en estas conversaciones ha generado preocupación en Kiev y en diversas capitales europeas. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, enfatizó que no aceptará ningún acuerdo alcanzado sin la participación de su país.
Por su parte, líderes europeos reunidos en París manifestaron su descontento por ser marginados en estas negociaciones y abogaron por una postura común para garantizar la seguridad en Ucrania.
Durante las conversaciones, Rusia delineó una propuesta de paz en tres fases: un alto el fuego, la realización de elecciones en Ucrania y un acuerdo final. No obstante, Moscú dejó claro que considera la entrada de Ucrania en la OTAN como una “línea roja”, aunque no se opone a su posible adhesión a la Unión Europea.
Este acercamiento diplomático representa un cambio significativo en la política exterior de la administración del presidente Donald Trump, quien previamente había mantenido una postura más distante respecto al conflicto ucraniano. La comunidad internacional observa con cautela estos desarrollos, conscientes de que cualquier acuerdo tendrá implicaciones profundas para la estabilidad regional y las relaciones internacionales.
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